Cada vez que salía del psicólogo, Juan Carlos la llevaba a merendar a una pastelería francesa en la que se servían las mejores milhojas de crema de la ciudad. El hojaldre estaba fresco, crujiente, bien
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Te has perdido en el instante. Querías la luz en tus ojos, la juventud soplándote en la cara. Si masticas la palabra tiempo, verás que
Apenas queda tiempo. En dos minutos todo habrá acabado. El viento azul y amargo revuelve el mar y lo revienta contra el barranco mudo de
Me diste de plazo las obras completas de Lorca. Después me denunciarías por prosaico en caso de no ser capaz de emocionarte. No querías oír
Acurrucado tras los coches oigo tus pasos acercarse. Vienes de muy lejos y llevas demasiado tiempo esperando ver el charco de mi sangre y mis
De dónde ese derecho a darme vida. Por qué con este limo de palabras me entregas a la vista de los otros. Ignoro qué pecado
Cuéntame. Háblame del viento y de la llama, de los pájaros que huyen, de los llorosos cristales del invierno. Cuéntame. Dónde has estado desde entonces,
Cada vez que salía del psicólogo, Juan Carlos la llevaba a merendar a una pastelería francesa en la que se servían las mejores milhojas de crema de la ciudad. El hojaldre estaba fresco, crujiente, bien
Casi había terminado de escribir el último capítulo de la novela. Sus obligaciones parroquiales estaban resultando ser agotadoras desde que se instalara en su nueva residencia, un pequeño pueblo de la sierra granadina. Debía de
José María García Linares (Melilla, 1977) fue, junto con los poetas Antonio Revert y Ernesto Suárez, uno de los organizadores del primer festival poético Voces del Extremo Tenerife, en 2017.
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