Cada vez que salía del psicólogo, Juan Carlos la llevaba a merendar a una pastelería francesa en la que se servían las mejores milhojas de crema de la ciudad. El hojaldre estaba fresco, crujiente, bien
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La música del mundo es una lágrima de viento malherido en los alambres. La noche y su jirón de estrella y sueños. La vida agazapada
Crecimos al final y, aunque mayores, seguimos dejando abiertas las ventanas. Quién sabe si una noche, si en un sueño aparecen las sombras de los
Suena el viento en los cordeles. Cruje de oscuridad el patio. Silencio en las habitaciones. Apenas recuerda ya su voz, su piel, su abrazo. La
Hay una rosa en los atardeceres, un pétalo en la luz de los amantes heridos por espinas y palabras. Una fragancia en cada boca, el
Segunda a la derecha y todo recto hasta el ayer. Sólo así regresaremos al olvido naranja de las llamas de cera, al vaso opaco en
A mi abuelo lo mató un cáncer. Se llevó con él mi primigenia fantasía, las canciones con pasteles en el campo, las historias de la
Cada vez que salía del psicólogo, Juan Carlos la llevaba a merendar a una pastelería francesa en la que se servían las mejores milhojas de crema de la ciudad. El hojaldre estaba fresco, crujiente, bien
Casi había terminado de escribir el último capítulo de la novela. Sus obligaciones parroquiales estaban resultando ser agotadoras desde que se instalara en su nueva residencia, un pequeño pueblo de la sierra granadina. Debía de
José María García Linares (Melilla, 1977) fue, junto con los poetas Antonio Revert y Ernesto Suárez, uno de los organizadores del primer festival poético Voces del Extremo Tenerife, en 2017.
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