En primer lugar, muchas gracias por concedernos esta entrevista y que la comunidad de nuestra web pueda conocerte más en profundidad.
1. En tu anterior poemario publicado, “Novela negra”, te centrabas más en el universo metaliterario, teniendo gran importancia la relación entre el lector y el autor. En “Muros”, sin embargo, la temática es más visceral y concreta: el drama de la emigración forzada y los muros que separan mundos. Cuéntanos un poco cómo surgió la idea de escribirlo y si tuvo importancia en ello el hecho de que hayas nacido en Melilla .
Desde Oposiciones a desencuentro (Dauro, 2007), mi producción poética parte del concepto unitario de libro, es decir, todos los poemas están íntimamente relacionados y responden a una temática muy concreta. El desamor y la búsqueda en el título que acabo de citar, la infancia en Neverland (Zumaya, 2010) o la incomunicación, tanto física como emocional, en Muros. Novela Negra (Devenir, 2013) es posterior y abordo en él otras cuestiones, aunque nunca abandono algunas heridas que me han hecho dedicarme a la escritura. Muros surge de la necesidad de darle voz a unos hechos que, allá por 2005, comenzaban a ser escandalosos pero que se veían todavía como algo episódico y, además, lejano, arrinconado y limitado en esa ciudad que no le importaba a nadie. Melilla es lejanía, a pesar de estar a media hora en avión de Málaga. Es soledad, abandono, distancia, siempre a la espera de que la madre patria le muestre un afecto que nunca acaba de llegar. Además, carga hoy con el peso de la desvergüenza de España y Europa, que han delegado en ella el cuidado de una frontera injusta e inhumana. Quizá el haber nacido en la periferia nacional, si se me permite, condiciona mi manera de ver el mundo. También el mar Mediterráneo nos separa a nosotros del centro, nos distancia, nos deja al otro lado. Posiblemente este sentimiento mío de abandono y soledad me llevara a acercarme al verdadero drama, agravado hoy como puede verse día sí y día también en los medios. La inmigración es consecuencia, no causa. Hasta que no se mire más allá y se aborde el origen del problema, todo seguirá igual, lo cual es como no decir nada porque a Occidente no le interesa cambiar su política económica. Siempre que trato este tema recuerdo aquello de los linajes que decía don Quijote y la respuesta de Sancho Panza. En el mundo sólo hay dos linajes: el que come y el que no puede comer, el que tiene y el que no tiene nada. Es así de sencillo. Habrá que ver por qué unos tienen demasiado y otros absolutamente nada.