y tu frente ha resplandecido
por encima del muro
Mahmud Darwix
Hay un jirón de tiempo en los alambres,
una mirada en carne viva
y murmullo de viento en los arbustos.
Aquí o allí fue una cuestión de suerte.
Tú, a un lado, y yo, en el otro,
lloramos cada uno de los besos
que el hombre despelleja por dinero
y engancha sin pudor en sus vergüenzas.
Tú y yo, en carne viva,
llegaremos a tocarnos con la sangre
derramada en los alrededores.
Ni siquiera una alambrada frenará
la naturaleza sabia de querernos.
Mientras,
la navaja corta el aire
como rasga soledades la miseria.
En el filo, el pensamiento de una gota,
dolor del mundo,
resbalando hasta llegar a la otra orilla.