Segunda a la derecha
y todo recto hasta el ayer.
Sólo así regresaremos al olvido
naranja de las llamas de cera,
al vaso opaco
en donde bebimos una vez las ansias
fantasiosas de vivir hacia delante.
Queríamos ser mayores en seguida,
llegar a un pacto con relojes sobornables,
recorrer en moto el infinito
sintiendo el viento inacabable,
la lujuria de ser jóvenes sin cascos,
sin miedo, sin crepúsculos.
Quién te ha visto
y quién me ve,
sacudiendo ahora las arrugas
en busca de una pizca de magia,
de unas alas de verdad,
las que tuvimos siempre y sólo vimos
cuando empezamos a sentir
el negro en la garganta,
esa pena escurridiza que cala
las pupilas, los muslos, la misma
taza de café donde mojamos
nuestro amor con mermelada.
Miramos hacia atrás
en busca de las huellas que dejamos
en columpios, en los parques,
en las camas que guardaron
el secreto de mi cuerpo
susurrado en tus mil cuerpos,
azul maravilloso siempre nuevo.
Segunda a la derecha
y todo recto hasta el ayer.
¿Estás lista? Piensa en algo bello.
Así volamos.
Así vivimos.
Yo también a ti.
Ya regresamos.