Volver al mar,
a sus canciones,
a la luz anaranjada de mi vida.
Sin muros de ignorancia,
sin rejas en los ojos,
tan sólo quiero el cielo,
la brisa en mis cabellos,
la quietud y la cordura
de una tarde sin pizarra.
Volver al mar
sin tiza en las entrañas,
en busca de miradas,
de un silencio que me escuche.
De poesía.
De esperanza.