Los polos se derriten.
Los ríos se secan.
Las flores crecen en invierno.
Las lluvias arrasan los poblados
cuando llueve,
y cuando no,
los árboles se vuelven de cartón
y el suelo se cuartea de polvo y de miseria.
En pocos años los mares
habrán devorado las orillas.
¿Y los niños?
¿Dónde crecerán nuestros hijos?
¿Cómo?
Amarse, tal vez, ya no sea responsable.