Es casi seguro que nunca nadie
fue más separado que nosotros
Ana Ajmátova
Nadie estuvo nunca
más separado que nosotros.
Ninguna mano
ha rasgado
el vacío
sin lograr acariciar
a la otra mano
como tu mano y mi mano,
aquí y ahora,
en la mañana triste,
en esta verja fría y desalmada.
Son centímetros infinitos,
crueles, como un dios omnipresente.
Este ver y no tocar,
esta locura.