Te has perdido en el instante.
Querías la luz en tus ojos,
la juventud soplándote en la cara.
Si masticas la palabra tiempo,
verás que su sabor y el de la nada
acaban malheridos en la encía
sangrante de la perdida inocencia de la vida.
Aunque escapes o te enjuagues con el viento,
aunque hurgues con los dedos la amargura,
el jugo de las sílabas se irá precipitando
en el vacío.
En un segundo. En un instante.
El miedo y la palabra,
la luz oscura.