Toda feliz primavera
es irrecuperable desde siempre.
Una ola, un cuerpo ardiendo,
un pasado en bicicleta
que se aleja
en una calle de acuarela.
Es mentira que nos salve la memoria
cuando se han perdido con los años
los caminos de regreso.
Tampoco resistió el amor
la naturaleza efímera del viento.
Vivir siempre es perder
como pierde un pincel
su gota de locura.