Por REMEDIOS SÁNCHEZ GARCÍA
Existe desde siempre en lo literario una tendencia dominante que es la que marca el canon sincrónico y una serie de grupos y estéticas que se mueven en la periferia (con sus intentos por alcanzar ese epicentro, también es verdad) y que desarrollan su trayectoria al margen de grupos de poder. Únicamente desde el compromiso con su quehacer poético cotidiano. En esa línea de autores se encuentran —a veces— poetas interesantes como es el caso de José María García Linares (Melilla, 1977). El melillense afincado en Tenerife viene desarrollando una carrera sin prisa pero sin pausa de la que me gustaría destacar Muros (2009, accésit al Premio Ciudad de Melilla), Neverland (2010), Novela negra (2013), Palabra iluminada (2018) o Entonces empezó el viento (2019).