Categorías
Libros de Poesía

LOS ZAPATOS DE ALICIA

Alicia sueña con zapatos nuevos

capaces de llevarla a otros países,

zapatos que recuerden el camino

hacia los verdes prados,

hacia la luz azul

de las mañanas dulces como el agua,

frescas como el agua,

puras como el agua.

Querría ser como Dorothy

y brincar por los senderos

de una infancia dorada sin lamentos,

reír, cantar, viajar con sus zapatos

hacia el norte, hacia los reinos

donde el agua corre,

vuela y canta en los senderos.

Alicia sueña con galletas de té,

con sombreros, corazones, laberintos

y conejos que no huyan del delirio,

de la sangre, de las bombas;

con espejos que se abrieran a otros mundos,

a otros rostros, a otro tiempo

repleto de zapatos limpios,

de niños que ríen,

de tardes a la sombra del sosiego.

Y corre Alicia por Alepo

sin príncipe que la persiga,

sin zapatos perdidos de cristal,

con los pies en carne viva,

sin agua, sin carroza, sin varita.

¿Dónde alfombras, lámparas y genios?

¿Dónde los palacios y los cuentos de princesas?

Llueve en la noche de todo menos agua

y no quedan madrigueras

y no quedan familiares

y no queda nada más

que zapatos entre escombros

en otra noche fría de guerra.

Categorías
Libros de Poesía

FRENTE A LA VOZ DEL MUNDO

Yo elegí la soledad (el tiempo y la memoria)

escondida en el deshielo

y todo ese torrente de luces, de impresiones

que acaban empapando el día a día

y hacen de mi vida

un vuelo azul en el ocaso de los dioses.

Elegí el silencio, la distancia y la quietud

de la maleza entre las ruinas,

el pensamiento fricativo de los vientos en la hiedra,

la lucidez de la palabra muda

como sombra placentera de la voz del mundo.

Fueron llegando entonces los susurros,

la fragancia de la rosa o de la vida o del poema,

los rostros que dejé pasar y me contemplan

en la noche

como agujas acechando en la garganta,

las ciudades y sus cantos de sirenas,

el otoño, la querencia, el despertar

sin miedo al resbalón por la costumbre,

porque escogí la bruma transparente

que dibuja el pasadizo en los abismos,

el eco cristalino de los puentes

entre ayer y lo que quede de mañana,

la ínsula imposible entre mi cuerpo y mi palabra.

Así, con el sosiego que me da aceptar

el rumbo de mi tiempo sobre el tiempo,

de mi nombre entre los nombres,

de mi ser frente a la voz del mundo.