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Libros de Poesía Novela Negra

ADIÓS A LAS ARMAS

Mi casa al norte de la vida,

plagada de anteayeres, de acuarelas,

pintada con la luz azul de las palmeras.

Sin armas, sin novelas,

protegida de las mafias y los versos.

No vengas a escribir aquí tus dudas.

Mírame y olvida las palabras,

no pronuncies, no aprisiones, tararea.

Basta con el viento, con el mar,

y el roce de una mano en la mejilla.

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SALIDAS

Siempre hay otro camino,

personas que te quieren,

miradas más allá de este cansancio.

No saltes.

No te cuelgues.

Cierra el cuaderno 

y vive.

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AUTOPSIA

¿Qué habrá debajo de tu nombre?

Tal vez una lluvia de lilas,

un espejo de aguas quietas,

unos ojos míos que te miran

y escriben en la noche lo que sueñan.

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PENA DE MUERTE

Cuando caigas finalmente,

sabrás que no mentía aquella noche:

ni la ciudad, ni el cielo, ni el olvido

calman las miradas errantes.

Condenados estuvimos desde entonces

a correr veloces por los márgenes heridos

del tiempo miserable y egoísta,

 a saltar distancias imposibles

entre tu nombre y el mío,

a esperar, cansados, una tregua del viento…

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EL MIEDO Y LA PALABRA

Te has perdido en el instante.

Querías la luz en tus ojos,

la juventud soplándote en la cara.

Si masticas la palabra tiempo,

verás que su sabor y el de la nada

acaban malheridos en la encía

sangrante de la perdida inocencia de la vida.

Aunque escapes o te enjuagues con el viento,

aunque hurgues con los dedos la amargura,

el jugo de las sílabas se irá precipitando

en el vacío.

En un segundo. En un instante.

El miedo y la palabra,

la luz oscura.

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ENCARGO

Apenas queda tiempo.

En dos minutos todo habrá acabado.

El viento azul y amargo

revuelve el mar y lo revienta

contra el barranco mudo

de soledad musgosa.

Llevo encima la única prueba,

el sobre con las fotos delatoras.

Una mujer sola, una terraza gris,

algo de viento esparcido por las hojas.

Tu rostro alegre

parece duplicarse, triplicarse

como el propio espacio

de la fotografía.

Es lo que queda de ti,

lo sé,

es lo que fuiste cuando cantabas

esos tangos en francés

y soñabas la normalidad, 

el equilibrio y la costumbre

de querernos.

Sé que están a punto de llegar,

que es el papel,

el débil rastro que conservo

de una tarde y una vida,

lo último que puedes arrancarme,

que has pagado a tus sicarios

para que me vuelen, con olvidos,

la tapa de los besos.

Aquí, frente al abismo,

no soy más que petróleo enmudecido.

Ruge el mar.

El viento arrecia.

Un coche aparca en el arcén.

He soñado tantas veces con volar

bien sujeto a tus pestañas…

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COMISARÍA

Me diste de plazo

las obras completas de Lorca.

Después me denunciarías por prosaico

en caso de no ser capaz de emocionarte.

No querías oír hablar de la República,

ni de su historia con Dalí,

ni de flamenco.

“No quiero explicaciones, quiero versos”.

Y no sé cómo decirte 

que he olvidado la poesía entre nociones,

entre teorías delirantes,

marxistas, feministas, deportistas…

hasta quedarme estancado.

Que he buscado con afán

el sentido de las huellas literarias

con el fin de poder llegar a ti

y he perdido,

porque me ensordecen tantos ecos,

lenguas muertas,

golondrinas, soledades…

Así que puedes irte y delatarme

y dejarme atrapado en el despacho

con todos estos pétalos marchitos.

Querías el perfume de la flor

y solo tengo tallos secos.

PAUSAS

 Está la habitación

llena de pausas,

de párpados demasiado lentos,

de voces comatosas en la alfombra.

El olor a podrido del silencio

alertó a los vecinos.

“Quién iba a imaginarlo,

eran personas muy tranquilas,

dicharacheras”.

Hay huellas en los pomos,

vestigios de carmín

en los cristales del vino

y un bolígrafo abierto

sobre un poema a medio hacer.

En la cocina, un charco

de lágrimas resecas

y restos de tristeza

en un viejo cenicero,

recuerdo de un viaje por Marruecos.

Qué dolor el de las casas vacías,

el de las mariposas moribundas,

el del corazón afónico.

“Hemos terminado, Comisario.

No hay indicios de delito”, y sin embargo…

Antes de salir, da una calada

y mira atrás, hacia el sofá,

que aún resiste la maldición

de los lotófagos.

Palabras muertas, palabras amputadas,

palabras viudas, maltratadas y solas.

Palabras con un tiro en las vocales,

con mayúsculas descuartizadas

y tantos sentimientos derramados

por la mesa y las baldosas.

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BALAZO

Acurrucado tras los coches

oigo tus pasos acercarse.

Vienes de muy lejos

y llevas demasiado tiempo

esperando ver el charco 

de mi sangre y mis palabras.

Ha empezado a llover

y he recordado aquel verano

de playas a la orilla de otro tiempo.

Aquí escondido, herido, agazapado,

quisiera no haber dicho

que las olas y el amor

acaban escribiendo su final

entre las rocas.

Me desangro. La bala sigue dentro.

Veo borrosa tu silueta frente a mí, 

tu abrigo de cuero,

el carmín de tu pena y tu venganza.

Te he querido tanto, dices,

que no hay tiro capaz

de hacerte el daño que mereces.

Sigues siendo, digo,

 igual de contundente: 

ayer con las caricias

y hoy con el revólver.

Tampoco tú has cambiado

Cobarde, irresistible, equivocado.

No muere el amor entre las rocas,

sino en el abandono 

y en un bajo de Manhattan,

con un sueldo de mierda

y libros viejos que olvidaste.

No abras fuego, por favor,

no dejes que el rencor te nuble el juicio.

Éramos tan jóvenes,

no sabíamos nada de la vida.

El amor es efímero,

es………………

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PERSONAJES

De dónde ese derecho a darme vida.

Por qué con este limo de palabras

me entregas a la vista de los otros.

Ignoro qué pecado cometí

para haber sido expulsado

del calor de tu conciencia.

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CUÉNTAME

Cuéntame.

Háblame del viento y de la llama,

de los pájaros que huyen,

de los llorosos cristales del invierno.

Cuéntame.

Dónde has estado desde entonces,

en qué rincones escondiste las palabras,

los acentos que robamos a la noche,

cada signo de interrogación

de la mirada.

Cuéntame. 

Dime en qué portales recordaste

la frágil línea curva de mi beso,

la cadera celosa,

la elegancia maltrecha

de mis huellas perdidas en tu playa.

Dame palabras, dame todas las palabras.

Quiero tu voz y la fragancia azabache

de todos los relatos de tu boca,

las idas y venidas,

los años, los lugares,

olvidos y memorias.

Y así me contarás,

te contarás,

la vida 

y todo el tiempo que nos queda.